Silencioso, constante. Lleno de valores y respeto por sus compañeros. Se ganó un lugar no sólo en el plantel de Primera sino en toda la institución, donde para muchos es sinónimo de perseverancia. La receta, educar con el ejemplo.
Quienes seguimos a Don Bosco vemos el compromiso y la pasión que le ponen muchos ciudadanos, no solo jugadores, para hacer crecer a la institución. Domínguez, desde pequeño, sintió atracción por los colores azul y blanco del club zapalino y participó en las formativas, nada más y nada menos, que con el gran Marcos Acuña, con el que los une una amistad personal. Ambos tienen el mismo perfil: de pocas palabras pero al momento de calzarse los botines, se convierten en fieras.
El actual defensor del Barrio tuvo un paso en las inferiores de Ferrocarril Oeste, lugar donde aprendió mucho y no tiene problemas en volcar esa experiencia cuando le permiten opinar o realizar algunos trabajos prácticos. A veces, es consultado por distintos directores técnico del club.
A Juanma, nadie le regaló nada. Si bien salió campeón en el 2019, la luchó mucho para que el DT lo siga teniendo en cuenta. Su personalidad resiliente lo ayudo a salir de varias lesiones. Ser figura en reserva y ganarse un puesto en la primera división. Fue de menor a mayor y hoy es uno de los jugadores más regulares del certamen (Copa Nqn y Torneo)
De lo que va del año, el defensor faltó muy pocas veces a entrenar, realizó la pretemporada como nunca y se puso a punto para competir contra los mejores delanteros de la provincia.
Domínguez intenta trasmitir valores, solidaridad, responsabilidad y seriedad al momento de trabajar. Sin dudas, un gran jugador pero mejor persona que suma en todos los ámbitos de la vida.
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